Las muy ricas horas del duque de Berry está considerado como la obra cumbre de los manuscritos iluminados de estilo gótico tardío más importantes del mundo. Es un códice puramente decorado, conteniendo plegarias para ser recitadas por los fieles laicos en cada una de las horas canónicas del día. Consta de 206 folios iluminados con 131 miniaturas, cerca de 300 capitales doradas, 1800 molduras y texto escrito en latín. Sus dimensiones son 294 por 210 milímetros. Constituye el último libro de horas confeccionado por encargo del duque Jean de Berry. El trabajo en el manuscrito comenzó en el año 1413 cuando los hermanos Limbourg llevaban tres años ocupando el puesto vacante de Jacquemart de Hesdin como pintores principales de la corte del duque. Pero la catástrofe acechaba en el año 1416: los tres hermanos Limbourg, Jehannequin, Hertmant y Pol, fallecieron a consecuencia de una devastadora epidemia, y el propio duque de Berry murió también, a los 76 años. El códice previsto en sus inicios como una obra de inimaginable suntuosidad, quedaba así inacabado, y a penas se componía de hojas sueltas. En este estado llegó el manuscrito a finales del siglo XV a la casa de Saboya. Fue entonces, hacia 1485, cuando Carlos I de Saboya encargó a Jean Colombe, pintor de renombre de Bourges y último gran miniaturista que diera Francia, la continuación del trabajo de iluminación del libro. Con todo, es posible que 45 años antes se entregara el manuscrito a Barthélemy d´Eyck durante un buen periodo. Barthélemy habría iluminado por completo la imagen de octubre, completado las correspondientes a marzo, junio y diciembre y pintado el castillo de fondo en el de septiembre, además de ser el autor de las cabezas de la procesión gregoriana. Las muy ricas horas del duque de Berry se terminó en el año 1489.
Posiblemente los folios más famosos del libro de horas son los que hacen referencia al calendario, lo que resulta inusual en un libro de horas. Sobre la base de anteriores representaciones de las estaciones del año y de las distintas labores propias de cada mes, por lo general muy esquemáticas, los hermanos Limbourg construyen imágenes de página entera en las que las labores tradicionales se suceden frente a magníficos paisajes. En cada uno de éstos aparece uno de los famosos castillos propiedad de Berry o del rey francés: centros de defensa y señales de dominio absoluto que albergaban rebosantes cámaras del tesoro y opulentas colecciones de arte. En la media luna que corona las esquinas superiores de las ilustraciones puede verse a la deidad planetaria que gobierna cada mes así como el correspondiente signo del zodiaco. Tanto el fondo azul de estos lunetos de implicaciones astronómicas, como el azul de las ilustraciones, se obtuvo mediante el empleo del costosísimo lapizlázuli.
Las muy ricas horas cumplen todavía hoy con los más exigentes criterios estéticos, lo que se manifiesta tanto en la minuciosa representación de los detalles, como en la línea natural de las imágenes, en la maravillosa reproducción de la luz y en un extraordinario refinamiento.

Aquí muestro una recopilación de 140 de sus 206 folios. Están en orden progresivo pero no correlativo, por lo que al visionarlo, en muchos casos, no coincidirá la posición del folio recto y verso con el original. Por lo tanto, en este caso, ha de verse como si de folios sueltos se tratase.

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